Querido diario:
Hay días que amanecen color despedida y que me dejan el alma deshilachada y rota en infinitos retales de tonos ocres.
Esos días en los que me desangro de forma cíclica e inevitable y no le encuentro el pulso a ninguna de las palabras.
Días ,en los que se me marchita la mirada por exceso de lágrimas de cementerio que se niegan a salir y que ,en busca de otras puertas, golpean punzantes cada una de mis amordazadas vísceras.
Hoy vivo anudada en uno de ellos, alimentándome de desasosiego y espirales desdibujadas, me dejé atrapar sin remedio por la ausencia de vida.
Hoy…día de nadar entre amenazas de soledad y miedo, de ahogarme en los no suspiros y de dejar morir cartas de amor en blanco. Un día de continuar en este mar oscuro de desesperanza y telaraña hasta alcanzar la orilla donde poder volver a coronarme naufraga.
Mañana…mañana será otro día
Laura Ortiz
Fotografía de Ana Pérez